Historia de la aspiradora

En agradecimiento al inventor de este maravilloso aparato vamos a escribir este artículo.

Gracias Murray

En 1905 se inventó un aparato con cepillos que permitía limpiar el polvo aunque no demasiado eficazmente. El problema era el peso y tamaño de esta aspiradora, que se la denominaba portátil, pero en realidad pesaba ¡40 kilos!

Entonces en 1907, James Murray Spangler, un conserje que padecía problemas asmáticos y que se dedicaba a la limpieza de unos grandes almacenes en EEUU, llegó a la conclusión de que su tos crónica se debía al polvo que se concentraba en las alfombras de su lugar de trabajo. Al observar este hecho, dio de forma creativa con la solución a su problema. Con un motor, un palo de escoba y una funda de almohada, creó la aspiradora eléctrica portátil, la primera de las que hoy conocemos.          

Un año después, Murray, ya con la patente, fabricó unas pocas aspiradoras. Fue un éxito y actualmente existen unos 100 fabricantes de aspiradoras a nivel mundial.

Con los años, los modelos de aspiradoras han ido cambiando, evolucionando y optimizando los resultados de su funcionamiento. Ya nos sólo recogen el polvo de forma superficial, sino que intentan eliminar todas aquellas partículas que pueden perjudicar la salud de las personas. Los sistemas más avanzados y potentes llegan a recoger partículas de 0,1 micras, un auténtico logro tecnológico que permite mejorar considerablemente la calidad de vida de los alérgicos.

La aspiradora, es uno de esos pequeños inventos que ha conseguido que la sociedad actual viva mejor. Gracias a esta  máquina, hace más de cien años que el polvo dejó de ser un problema.

Un claro ejemplo de esta evolución es el sistema de calidad de aire FilterQueen, especialmente diseñado para aquellas personas con problemas de alergia.